El envejecimiento es un proceso natural e inevitable, Un proceso complejo condicionado por múltiples factores y determinado tanto por la genética como por los hábitos de vida. Aunque tradicionalmente se ha asignado un impacto de cada factor del 30% y 70% respectivamente, algunas investigaciones recientes sugieren un efecto del 50% . 

El aumento sostenido de la esperanza de vida plantea la cuestión de cuál es el período que puede vivirse con buena salud, con capacidad para desarrollar una vida autónoma y para aportar a la sociedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acuñó el término “envejecimiento activo” para combatir los estereotipos e imágenes negativas sobre la vejez. No se trata de los años que se van a vivir, sino el tiempo en que se puede disfrutar y aportar alguna actividad a la sociedad en buenas condiciones. Para cuantificar esta medida se acuñó el término esperanza de vida en salud (EVS).

Aunque la decadencia física es inevitable, los recientes avances en biología molecular, celular y genómica permiten desarrollar estrategias para logra una sana longevidad, modulando el envejecimiento. Las patologías asociadas al envejecimiento (cardiovasculares, oncológicas, neurodegenerativas y endocrino-metabólicas) acaban afectando, pero nuestro objetivo final es evitar el envejecimiento prematuro con medidas preventivas. Anticiparnos es fundamental para retrasar el envejecimiento fisiológico, aumentar el tiempo libre de enfermedades y reducir hasta en una década el período de enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento.