Un estudio desarrollado por un equipo internacional coordinado por la investigadora española Julia Ramírez, doctorada en Ingeniería Biomédica, del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A), y publicado en el Journal of the American Heart Association, ha identificado variaciones morfológicas en la onda T del electrocardiograma que predicen el riesgo de arritmia ventricular y muerte súbita cardiaca en poblaciones de riesgo bajo y moderado.

“El trabajo es una evaluación del poder predictivo del índice de variaciones morfológicas (índice TMV) de la onda T en distintos tipos de sujetos y metodológicamente también es un avance porque hemos simplificado el algoritmo para que se puedan cuantificar estas variaciones de una manera bastante más sencilla de lo que se hacía antes”, explica Julia Ramírez a Univadis España.

Estudio de las ondas T
Esta investigación midió las ondas T de 23.962 participantes sanos del Biobanco del Reino Unido, que incluye información genética y de salud de más de medio millón de participantes, para calcular una onda media de normalidad. 

Posteriormente se seleccionaron otras dos cohortes para su comparación, una de riesgo bajo y otra de riesgo medio-alto. La primera contó con información de 51.794 personas del Biobanco (distintas de la anterior) sin antecedentes de eventos cardiovasculares que habían participado en una prueba de estrés, con una media de seguimiento de 122 meses. En la segunda se incluyó a 1.872 pacientes con enfermedad arterial coronaria del estudio ARTEMIS (media de seguimiento de 60 meses).

Con ello consiguieron el índice TMV, que cuantifica las variaciones morfológicas de la onda T e identifica a las personas con riesgo de arritmia ventricular y muerte súbita cardiaca. “Si el índice TMV es muy alto, indica que la morfología cambia bastante de lo que consideramos normal. Por encima de cinco indica riesgo y por debajo sería normal”, señala Ramírez.

Durante la investigación, 220 personas de la cohorte de bajo riesgo desarrollaron arritmias ventriculares potencialmente mortales y 34 pacientes de la de riesgo moderado-alto fallecieron por muerte súbita. El índice TMV se asoció significativamente con este tipo de arritmias ventriculares y con el riesgo de muerte súbita. “Al comparar el índice TMV de todos los participantes con aquellos que habían sufrido un evento cardiovascular, vimos que el valor era más alto en los que habían sufrido un evento”, explica la investigadora.

Cómo aplicarlo en prevención primaria
La identificación temprana de personas en riesgo de muerte súbita cardiaca sigue siendo un desafío importante, ya que se calcula que cada año se producen en España unos 30.000 nuevos casos de fallecimientos por esta causa, que ocurre de forma repentina e inesperada y sin síntomas diagnosticados, según datos de la Fundación Española del Corazón.

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